viernes, 28 de noviembre de 2014

LA CULTURA TECNOLÓGICA



La cultura Tecnológica abarca un amplio espectro que comprende teoría y práctica, conocimiento y habilidades. Por un lado los conocimientos (teóricos y prácticos) relacionados con el espacio construido en el que desarrollamos nuestras actividades y con los objetos que forman parte del mismo, y por el otro las habilidades, el saber hacer, la actitud creativa que nos posibilite no ser espectadores pasivos en este mundo tecnológico en el que vivimos; en resumen, las competencias que nos permitan una apropiación del medio como una garantía para evitar caer en la alineación y la dependencia, y poder colaborar en la conservación y mejoramiento del medio (natural y artificial) en el que se desarrolla la vida humana.

Si bien estas dos palabras, cultura y tecnología, están muy interconectadas, muchas veces cuando hablamos de cultura, consciente o inconscientemente, hacemos abstracción del fenómeno tecnológico, identificando la idea de cultura con un cierto refinamiento, teñido de elitismo.

Según Melville J. Herskovits: "Cultura es la parte del medio ambiente hecha por el hombre'' , el que a diferencia del animal no está encerrado en su estructura biológica; desde este punto de vista podemos decir que la tecnología es uno de los ingredientes fundamentales de la cultura de nuestros días.
"El estudio de la tecnología es esencial para la comprensión de la cultura, lo mismo que una comprensión de la base material de la vida social es indispensable para los que se interesan por el comportamiento del grupo humano. Más todavía, hemos visto que el equipo tecnológico de un pueblo figura más que ningún otro aspecto de su cultura cuando se emiten juicios acerca de su adelanto o atraso. Hay varias razones que explican estos juicios; pero, en esencia, puede referirse al hecho de que la tecnología es el único aspecto de la cultura susceptible de valoración objetiva."

 Se puede decir que la cultura abarca el conjunto de manifestaciones tanto intelectuales y artísticas como científicas y técnicas que caracterizan una sociedad. Desde este punto de vista la ciencia, la técnica y la tecnología también forman parte de la cultura; en el fondo es difícil negar esta realidad, pues el entorno de nuestra vida cotidiana es producto de la tecnología, la casa en la que vivimos, el vehículo que nos transporta todos los días, el diario, la radio o la televisión que nos tienen permanentemente informados, el teléfono que nos permite comunicamos con todo el mundo, el refrigerador que conserva nuestros alimentos, etc.

Aceptar que la tecnología forma parte de la cultura es aceptar la realidad del mundo material que nos rodea. Además, hoy el vertiginoso ritmo de progreso de la tecnología marca el desarrollo mismo de la cultura, algunas veces positivamente, otras no tanto.

Fuente:http://www.ifdcelbolson.edu.ar/mat_biblio/tecnologia/curso1/u1/04.pdf

INTELIGENCIA COLECTIVA DESDE LA PERSPECTIVA DE HIROSHI TASAKA



INTELIGENCIA COLECTIVA ANALOGÍA CON EL REINO ANIMAL


LA INTELIGENCIA COLECTIVA Y SU RELACIÓN CON LA CIBERCULTURA


Lo justo a la hora de abordar este tema es tener claros los conceptos de Inteligencia Colectiva como punto de partida y de cibercultura como punto de llegada, y con la que se establece una íntima relación.

¿Qué es inteligencia colectiva?

Para definir qué es la inteligencia colectiva, recurriremos a Pierre Levy en algunos apartes de su libro dedicado específicamente a tratar este tema: “Inteligencia Colectiva, por una antropología del ciberespacio” (2004), donde dice de manera muy sintética y precisa que es una inteligencia repartida en todas partes, valorizada constantemente, coordinada en tiempo real, que conduce a una movilización efectiva de las competencias. Antes de pasar a explicar cada una de las partes de esta definición es importante hacer una salvedad, indicada por el mismo autor: que el fundamento y el objetivo de la inteligencia colectiva es el reconocimiento y el enriquecimiento mutuo de las personas, y no el culto de comunidades fetichizadas o hipóstasiadas.

Una inteligencia repartida en todas partes: tal es nuestro axioma de partida. Nadie lo sabe todo, todo el mundo sabe algo, todo el conocimiento está en la humanidad. No existe ningún reservorio de conocimiento trascendente y el conocimiento no es otro que lo que sabe la gente.  La luz del espíritu brilla incluso allí donde se trata de hacer creer que no hay inteligencia: “fracaso escolar”, “simple ejecución”, “subdesarrollo”, etcétera. El juicio global de ignorancia se torna contra  el que lo emite. Si lo asalta la debilidad de pensar que alguien es ignorante, busque en qué contexto lo que él sabe se convierte en oro.

Una inteligencia valorizada constantemente: La inteligencia es repartida por todas partes, es un hecho. Pero se hace necesario ahora pasar del hecho al proyecto, pues esta inteligencia a menudo despreciada, ignorada, inutilizada, humillada no es valorada con justeza. Mientras que nos preocupamos cada vez más por evitar el despilfarro económico o ecológico, parece que se derrocha impetuosamente el recurso más precioso al rechazar tomarlo en cuenta, desarrollarlo y emplearlo dondequiera que se encuentra. Desde el boletín escolar hasta los gráficos estadísticos en las empresas, desde modos arcaicos de gestión hasta la exclusión social por el desempleo, asistimos hoy a una verdadera organización de la ignorancia de la inteligencia de las personas, a un espantoso desperdicio de experiencia, de competencias y de riqueza humana.

La coordinación en tiempo real de las inteligencias implica ajustes de comunicación que, más allá de cierto umbral cuantitativo, solo pueden basarse en tecnologías numéricas de la información. Los nuevos sistemas de comunicación deberían ofrecer a los miembros de una comunidad los medios para coordinar sus interacciones en el mismo universo virtual de conocimientos.  No se trataría pues solo de concebir el mundo físico ordinario, sino también de permitir a los miembros de colectivos delimitados de interactuar dentro de un paisaje móvil de significaciones. Acontecimientos, decisiones, acciones y personas estarían situados en los mapas dinámicos de un contexto compartido, y transformarían continuamente el universo virtual dentro del cual toman sentido. En esta perspectiva, el ciberespacio se convertiría en el espacio inestable de las interacciones entre conocimientos y conocientes de colectivos inteligentes deterritorializados.

Conducir a una movilización efectiva de las competencias. Si se quiere movilizar competencias habría que identificarlas. Y para localizarlas hay que reconocerlas en toda su diversidad. Los conocimientos oficialmente validados solo representan hoy una ínfima minoría de los que son activos.  Este aspecto del reconocimiento es capital porque no tiene solo por finalidad una mejor administración de las competencias en las empresas y los colectivos en general, posee también una dimensión ético-política.  En la edad del conocimiento, no reconocer al otro en su inteligencia, es negar su verdadera identidad social, es alimentar su resentimiento y su hostilidad, es sustentar la humillación, la frustración de la que nace la violencia. Sin embargo, cuando se valoriza al otro, según la gama variada de sus conocimientos se le permite identificarse de un modo nuevo y positivo, se contribuye a movilizarlo, a desarrollar en él, en cambio, sentimientos de reconocimiento que facilitarán como reacción, la implicación subjetiva de otras personas en proyectos colectivos.

El ideal de la inteligencia colectiva implica la valoración técnica, económica, jurídica y humana de una inteligencia repartida en todas partes con el fin de desencadenar una dinámica positiva del reconocimiento y de la movilización de las competencias.  



¿Qué es la cibercultura?

La definición de cibercultura, puede ser extractada desde la descripción que hace Prensky, de la sociedad estudiantil actual, al inicio de su publicación “Nativos e inmigrantes digitales” (2010):
Los estudiantes del Siglo XXI han experimentado un cambio radical con respecto a sus inmediatos predecesores. No se trata sólo de las habituales diferencias en argot, estética, indumentaria y ornamentación personal o, incluso, estilo, que siempre quedan patentes cuando se establece una analogía entre jóvenes de cualquier generación respecto a sus antecesores, sino que nos referimos a algo mucho más complejo, profundo y trascendental: se ha producido una discontinuidad importante que constituye toda una “singularidad”; una discontinuidad motivada, sin duda, por la veloz e ininterrumpida difusión de la tecnología digital, que aparece en las últimas décadas del Siglo XX.

Los universitarios de hoy constituyen la primera generación formada en los nuevos avances tecnológicos, a los que se han acostumbrado por inmersión al encontrarse, desde siempre, rodeados de ordenadores, vídeos y videojuegos, música digital, telefonía móvil y otros entretenimientos y herramientas afines. En detrimento de la lectura (en la que han invertido menos de 5.000 h), han dedicado, en cambio, 10.000 h a los videojuegos y 20.000 h a la televisión, por lo cual no es exagerado considerar que la mensajería inmediata, el teléfono móvil, Internet, el correo electrónico, los juegos de ordenador... son inseparables de sus vidas.

Resulta evidente que nuestros estudiantes piensan y procesan la información de modo significativamente distinto a sus predecesores. Además, no es un hábito coyuntural sino que está llamado a prolongarse en el tiempo, que no se interrumpe sino que se acrecienta, de modo que su destreza en el manejo y utilización de la tecnología es superior a la de sus profesores y educadores.
“Diversas clases de experiencias conducen a diversas estructuras cerebrales”, afirma textualmente, al respecto el doctor Bruce D. Berry, de la Universidad de Medicina de Baylor, cuya afirmación nos hace pensar que, debido a dicha instrucción tecnológica, los cerebros de nuestros jóvenes experimenten cambios que los convierten en diferentes a los nuestros.

Esta misma realidad viene sintetizada en el artículo de Teresa Ayala Pérez,  “Lenguaje y Cibercultura. ¿Identidad versus tecnología?”(2010) del siguiente modo: en las últimas décadas las tecnologías de la información han provocado importantes cambios culturales y han dado origen a la llamada cibercultura (Castell, 1996; Kerckhove, 1997; Joyanes, 1997; Lévy, 2001) que ha modificado el entorno social, los productos culturales y las formas de comunicación e intercambio de información. Según Cabero Almenara (2007), las características de este contexto cultural son las sociedades globalizadas que giran en torno a las TIC, con nuevos sectores laborales, exceso de información y la velocidad del cambio; asimismo, implica cambios cognitivos (Small, 2009; Tapscott, 2009; Carr, 2010) y diferentes formas de socialización.

¿Cuál es la relación que se establece entre inteligencia colectiva y cibercultura?

Con lo dicho hasta aquí resultaría casi obvio deducir la relación entre inteligencia colectiva y cibercultura, pues si entre las características esenciales de la inteligencia colectiva está que nadie  posee el conocimiento en su totalidad, a la vez está en todas partes, es indudable que lo que hoy permite la difusión, el intercambio y el acceso a ese conocimiento, que sin estar concentrado en un solo lugar, es  accequible a todos y desde cualquier lugar, resulta posible gracias al auge de las nuevas tecnologías. Pero resulta también una relación inversa: es la suma de todo ese conocimiento fragmentado, que puesto en común ha permitido desarrollos inesperados en todos los campos del saber, pero de manera particular en lo que tiene que ver con las tecnologías de la información y las comunicaciones.    


MAPA CONCEPTUAL PLE (Ambiente Personalizado de Aprendizaje)



miércoles, 26 de noviembre de 2014

Qué es un Entorno Personal de Aprendizaje (PLE)

El Entorno Personal de Aprendizaje (PLE) por ser una sigla en inglés (Personal Learning Environment) también le podemos llamar (APA) Ambiente Personal de Aprendizaje porque garantiza la interacción y la mediación pedagógica, en consecuencia se convierte en una herramienta digital para fortalecer los Entornos Virtuales de Aprendizajes (EVA) que se pueden definir como comunidad organizada que adelanta procesos de enseñanza en un aula virtual, para nuestro caso son: Entorno Inicial, Entorno de Conocimiento, Entorno de Aprendizaje Colaborativo, Entorno de Trabajo Practico, Entorno de Evaluación y seguimiento y Entorno de Gestión y los Ambientes Virtuales de Aprendizaje (AVA) como espacios para la disposición y distribución de los recursos didácticos, el manejo del tiempo y las interacciones que se generan en el aula por parte de los actores participantes.
Reafirmo que los PLEs fortalecen el EVA y el AVA porque a pesar de ser personales se articulan redes académicas constituyéndose en sitios de gran utilidad para consultar, interactuar y socializar saberes para fortalecer los procesos de aprendizaje.
En tal sentido las principales características del PLE según Adell,J.(2011) se pueden sintetizar así:

  • Es un enfoque de aprendizaje, es decir una manera de saber cómo se aprende?.
  • En los PLEs el aprendizaje es informal porque no conduce a títulos.
  • No hay exámenes, la persona define los objetivos, las herramientas didácticas y los contenidos de aprendizaje.
  • Los PLEs generalmente son liderados por profesionales o expertos en diversos temas de interés.
  • El PLE se estructura en un trípode: Herramientas, recursos y Fuentes de información

Los PLE han transformado espacios de enseñanza tradicional en espacios virtuales de aprendizaje y proporcionan escenarios donde cada individuo adquiere su propio aprendizaje de forma diferente y selecciona los recursos que desee o necesite en determinado momento, así mismo permite compartir experiencias de formación en entornos sociales.

Fernández(2004) argumenta “Los espacios de aprendizaje pueden ser las aulas de un centro educativo en la enseñanza presencial; los sitios en Internet en la enseñanza virtual o combinada”, en este sentido los PLE tienen influencia en las diferentes modalidades de estudio puesto que contienen recursos que permiten implementar estrategias didácticas, donde participan activamente los estudiantes con la asesoría de los profesores pero también potencia el trabajo autodidacta, haciendo del ambiente educativo un espacio de creatividad, interacción, agrado y motivación que influye en la continuidad y éxito en su formación.

Un elemento importante en la construcción de un PLE, son las TIC, las cuales permiten compartir información sin límites de espacio ni tiempo, generando aprendizaje colectivo de impacto social a través de la conformación de redes de conocimiento mediada por recursos disponibles en el ciberespacio.